En todo hombre hay una parte femenina. Ella conecta al hombre con las facultades más profundas de su ser. En los sueños, la presencia de ese aspecto es el ánima y está representada por una mujer, al igual que el ánimus (parte masculina) de la mujer aparece en sueños encarnada en un hombre.
Nuestro soñante de hoy tuvo un sueño con cuatro mujeres.
Dos de ellas se me acercaban y de una forma tierna se apoyaban sobre mi pecho estando yo acostado. Otra mujer llegaba insinuándose sexualmente, pero yo no aceptaba su propuesta. Al final, ella se hace hueco entre las mujeres para descansar también sobre mí.
Después me veo llegando a un lugar donde me recibe un hombre anodino y gris y, por un pasillo, como si me estuviera esperando, aparece una chica joven de unos quince años, pizpireta y alegre. Su mirada me da una gran paz y me siento muy bien. Bromea conmigo y en un momento me dice que cómo voy con esos cables negros por el cuello. Yo no me había dado cuenta de que los tenía y le digo que es por si necesito conectarme, pero me los quito. Ella me mira con ternura. Al despertar me sentí muy bien.
En este sueño observamos cómo se está produciendo la integración de esa parte femenina. Pueden ser aspectos que, a veces, cuesta integrar en la naturaleza de un hombre como la vulnerabilidad, la ternura, la sensibilidad, en definitiva, su conciencia de las cosas internas.
En esas mujeres del sueño, ese acercamiento al soñante implica que está atravesando una etapa en la que es necesaria la integración de todo ese lado femenino. Pero si nos fijamos en esa chica joven, ella representaría el ánima de ese hombre. El ánima se puede encarnar en una mujer joven o en una anciana, en realidad en cualquier mujer. Según Jung, en hombres muy pensantes, el ánima tiende a encarnarse en alguien joven. Nuestro soñante reconoce que estaba pensando más de la cuenta en esos días. Así que el sueño le estaba diciendo que expresara su naturaleza lunar (la luna se compara con el aspecto femenino).
Por otro lado, le advierte de la presencia de ese cableado negro por el cuello. Él entiende que no le hace falta, pues ella le ha encontrado, ya están conectados.
El soñante se sintió muy bien durante el sueño y también al despertar, refiere a una experiencia reveladora. El encuentro con el ánima, cuando está integrado bien en la naturaleza del hombre, causa esa sensación de plenitud y bienestar. Según la doctora Von Franz, el ánima es la capacidad de amar del hombre.
Me hace mucho sentido lo que dices
Creo que debo soñar más. También he estado viendo tus artículos, me parecen muy esclarecedores
Un abrazo desde la Polinesia